RES

...de lo malo, aprenderás, de los golpes de los demás...y tú cuándo caerás?

26 mayo 2011

“Hegemonía y Estilización en el Baile Folklórico chileno”

Por Marisol Oporto y Felipe Garrido.


Estableciéndonos dentro del curso de Estudios Culturales, el objetivo principal de este ejercicio es traer a la discusión una manifestación cultural del Chile contemporáneo en la que se encuentre presente la fricción entre dos o más ideologías en pugna por la obtención de la hegemonía.

Hemos decidido comparar dos manifestaciones del baile folklórico chileno de los que podemos vislumbrar dos tipos de ideologías implícitas diferentes que entran en conflicto. Nos referimos a la estilización del baile folklórico chileno en la institución del BAFOCHI y la conservación de la tradición folklórica en la investigación de rescate de Margot Loyola.

Nuestra hipótesis es que las manifestaciones contemporáneas del baile folklórico contenidas en instituciones culturales como el BAFOCHI responden a las necesidades de construcción simbólica en la sociedad chilena inmersa en la hegemonía del capitalismo, específicamente, creemos que la estilización en este tipo de danza corresponde a una forma de legitimar cierto modelo de cultura popular y folklórica tradicional para integrarlos a este sistema.

Para empezar queremos delimitar algunos conceptos clave para operativizar la problemática, estos son: popular y folklore. Para llevar esto a cabo nos referiremos principalmente a lo que piensa de esto el teórico Raymond Williams.

Con respecto al concepto de popular Williams menciona que su “…transición al sentido moderno predominante de ‘ampliamente favorecido’ o ‘admirado’ es interesante en cuanto contiene un fuerte matiz de aplicarse a conquistar el favor con un sentido del cálculo que no desapareció del todo y que es evidente en una expresión reforzada como deliberadamente popular”.[1]

En otra perspectiva Stuart Hall, despúes de deambular por algunas definiciones muy poco esclarecedoras o muy generales, se queda con esta, “…contempla aquellas formas y actividades cuyas raíces estén en las condiciones sociales y materiales de determinadas clases; que hayan quedado incorporadas a tradiciones y practicas populares”.[2]

Según Williams; como todo concepto el de folklore ha tenido evolución histórica en su definición; al volcarnos a buscar el origen de esta palabra nos encontramos con que es un ‘compuesto sajón: folk – lore, el saber de la gente’ […] se había usado originalmente en una gama de significados que iban desde la enseñanza y la educación hasta el aprendizaje y la erudición, pero desde el S18 en especial, empezaba a especializarse en el pasado, con los sentidos asociados de ‘tradicional’ o ‘legendario’ […] a fines del S19, los intentos de definir el folklore se centraron en el sentido de las ‘supervivencias’ ”.[3]

Las definiciones corresponden de alguna forma con los modos de articularse y operativilizar de la institucion en cuestión, ya que esta es utilizada por el sistema para enseñar ciertas significaciones sobre lo que es el conocimiento popular o la tradición de la gente. La forma de accionar del sistema utiliza la integración como elemento fundamental, pues intenta mover elementos culturales desde la periferia hacia el centro estilizando el baile al mezclarlo con la técnica de la danza académica y la estética de la espectacularidad de los shows musicales pop contemporáneos. Con esto el sistema logra naturalizar una parte de la cultura folklórica en el imaginario colectivo, simplificando sus elementos para que sean más fácil de asimilar, producir y distribuir, es decir, se estandarizan de acuerdo a las lógicas de los espectáculos predominantes. Con esto se deforma la dimensión simbólica de los elementos que conforman originariamente este tipo de manifestaciones. La ideología capitalista se impone hegemónicamente al validar este sistema de representación. Esto lo podemos comprobar por ejemplo en las presentaciones del BAFOCHI en el Festival de Viña en donde se presentan como una institución representativa de la cultura popular y folklórica chilena para todo el mundo o en los modos de generar representaciones sobre lo folklórico en los actos de fiestas patrias de los niños en nuestros colegios, generalmente, siguen un modelo predefinido por el sistema que se refleja en las vestimentas compradas en un supermercado o en un mall, las coreografías mecánicas que imitan el sentido espectacular de instituciones validadas como transmisoras de lo verdaderamente “tradicional” en los medios de comunicación masiva o de la construcción de estereotipos de sujetos populares o folklóricos, todos estos elementos marcan una pauta hegemónica cultural cargada de una ideología específica.

Según Stuart Hall, con respecto a la asimilación de ciertos elementos culturales que permiten construir estos imaginarios y simbólicos sobre lo popular, pero que también podemos extrapolar a lo folklórico, menciona a la escuela como una institución legitimadora de lo “valorable”, podemos ligar esto con la definición que dimos antes sobre lo popular que es lo que pretende ser “ampliamente favorecido” o buscar un favor de cierto grupo de personas, creemos que el BAFOCHI en conjunto con los medios de comunicación masivos pertenecen a este tipo de instituciones legitimadoras:

“La escuela y el sistema de educación constituyen una de tales instituciones, distinguiendo la parte valorada de la cultura, el patrimonio cultural, la historia que debe trasmitirse de la parte sin ‘valor’ […] lo importante, no es un mero inventario descriptivo, sino que son las relaciones de poder que constantemente puntúan y dividen el dominio de la cultura en sus categorías preferidas y residuales”.[4]

La cultura como forma de expresión de todos y cada uno de nosotros, sujetos particulares, con determinadas caracteristicas, que nos unen en diferentes agrupaciones y comunidades, donde reafirmamos nuestras costumbres, tradiciones y preferencias, se transforma así en una especie de ‘campo de batalla’, donde cada uno quiere dominar con su propio concepto de cultura.

Terry Eagleton, en su texto ‘La cultura en crisis’, habla sobre la cultura y su connotación politica en la actualidad:

“En su sentido más clásico la cultura no solo era algo no político, si no que se la concebia como la antítesis misma de la política. O sea, no es que fuera no-política de forma contingente, sino constitutivamente […] (la cultura) cuanto más conciliadora es, más inoperante se vuelve”.[5]

Con esto podemos concluir que la cultura es portadora de los valores que justifican el poder.

Volviendo a nuestro ejemplo, el BAFOCHI, se impone con el concepto de folklor que representa en sus coreografías, sus shows, sus vestuarios, etc. Para poder comprender mejor tenemos que comparar esta institución - con todas sus leyes internas - con el caso de Margot Loyola, quien realiza investigaciónes folkloricas en terreno, utilizando tecnicas etnográficas, para observar en todo Chile las manifestaciones culturales locales de cada pueblo que visita, con el fin de rescatar la tradición, que corresponde o se acerca más a la realidad histórica de los procesos sociales que ha vivido cada localidad. Para luego representarlo, pero de una manera lo más fiel posible al rito original. Esto se puede observar en la manera de esenificar sus presentaciones, que no contienen coreografías mecanicas; para que los interpretes las sigan al pie de la letra; sino más bien instrucciones de actuar y moverse como si estuvieran disfrutando de una celebración en un pueblo determinado, ejemplo: la fiesta de la vendimia, la trilla o la minga. Sus representaciones son expresiones más espontáneas, sus vestuarios no buscan uniformidad, como si lo hacen en el BAFOCHI, ya que lo que ellos tratan con la espectacularidad, y para esto debe haber cierta estética en sus trajes, en su escenografia y en sus corogreafías, en su ‘show’ que correspondan a los fines promocionales de lo que quieren imponer. Es al observar este tipo de diferencias donde podemos decir que hay una lucha por la hegemonia, lucha que en este caso se libra por determinar y reafirmar el concepto propio de cada institución de lo ‘popular’ y lo ‘folklorico’ de nuestro pueblo chileno. Instituciones como el BAFOCHI o el BAFONA son escuelas que imponen su forma de percepción de lo que es y no es cultura popular, a sus integrantes y espectadores. Incorporando y mezclando las manifestaciones que surgen en la línea divisoria, expresiones que existen, expresiones que el pueblo practica, por lo cual deben ser consideradas, pues sólo así se mantendrá la hegemonía, sólo así podrá seguir poderosamente existiendo, mutando, mezclándose, ampliando su límite, absorviendo y luchando en esa línea que es tan complicada de enmarcar, ¿qué es cultura y qué es la cultura popular?



[1] Williams, Raymond. “Palabras Clave, un vocabulario de la cultura y la sociedad”. Buenos Aires, 2003.

[2] Id. Williams

[3] Id. Williams

[4] Hall, Stuart. Notas sobre la deconstrucción de ‘lo popular’. Publicado en Samuel, Ralph (ed). Historia popular y teoría socialista, Crítica, Barcelona, 1984.

[5] Eagleton, Terry. “La idea de cultura”. Ed. Paidos, Barcelona, 2001.




-------------

Trabajo para la Ayudantía de

Estudios Culturales

segundo semestre año 2010.

-------------


Tema que espero seguir investigando y conociendo en mi vida.

1 comentario:

Joseto dijo...

suena tan cuático (para mí) el nombre del ensayo que me dió miedo leerlo D:

en este momento esa retórica me asusta D: